sábado, 17 de marzo de 2012

¿Cuánto es suficiente?

Como hemos explicado en varias ocasiones, y los que me escucharon en la conferencia del 7 de marzo saben, el paradigma social en el que vivimos está muerto, pero sigue avanzando como un muerto viviente, como un zombi, sin finalidad consciente, sin ninguna preocupación moral, más allá de la de ingerir el máximo posible de todo lo que hay a su alrededor, como los caminantes de la afamada serie estadounidense. Hemos de avanzar hacia otra paradigma, al que denomino "Paradigma del don", pero hay que ir paso a paso, primero debe morir definitivamente el actual. Y morirá, no por lo que hagamos los que estamos contra él, pues aun no existe el afuera del modelo capitalista y todo lo que se hace viene a darle fuerza, de ahí que nos planteáramos en un post anterior que lo que había que hacer era no hacer.
Sin embargo, el sistema mismo se encamina hacia su autodestrucción y la explicación se encuentra en el corazón mismo del capitalismo, la Tasa de ganancia. Véase el gráfico que mide desde final de la Segunda Guerra Mundial hasta el año pasado los tres parámetros de la economía capitalista. La línea negra es la Tasa de ganancia que mide la relación entre el plusvalor y la inversión de capital. En azul tenemos la Tasa de plusvalía, que es el trabajo no pagado y por tanto el beneficio. Y en naranja tenemos la Composición orgánica del capital, que resulta de la relación entre el capital constante, los medios de producción, y el capital variable, los salarios. A más salarios, menor composición orgánica del capital. El interés del capitalismo es aumentar la Tasa de ganancia para asegurar la reproducción del capital y esto se puede lograr disminuyendo la composición orgánica del capital, sea porque disminuyen los salarios o porque disminuye el capital constante invertido. En todo caso, el capitalismo necesita para subsistir aumentar constantemente la Tasa de ganancia, y eso le lleva a producir sin más objetivo que el de revalorizar el capital. Esta ceguera le lleva, ineludiblemente a la destrucción de la base material de producción, la naturaleza, y también a la humanidad.


Sin embargo, a diferencia de las crisis anteriores del capitalismo, esta ha llegado a su límite. Como puede verse en la gráfica, desde el año 2000, crisis de las puntocom, la composición orgánica del capital no ha dejado de aumentar, debido al aumento de los costes del capital constante. Esto se come los beneficios y mina la posibilidad del capitalismo de subsistir. En estos últimos años, además, se ha producido un vertiginoso aumento de los beneficios financieros, a costa de las condiciones de vida de las personas y de los sueldos reales de los trabajadores. En el punto en el que estamos, con la Tasa de ganancia por debajo de la composición orgánica del capital, la única manera, no ya de tener beneficios, sino de subsistir el capitalismo es reducir el capital variable, es decir, los salarios. Esta es la intención de la reforma laboral del gobierno. Lo explico.

La reforma laboral no va a conseguir crear empleo, ni hoy ni cuando las condiciones cambien. Ahora, dicho por el propio gobierno, vamos a aumentar el paro, y después, se supone, cuando se den las condiciones, se creará empleo. Cualquiera con dos dedos de frente se da cuanta de la falacia argumental. Cuando se den las condiciones se creará empleo sí o sí, independientemente de la reforma laboral. El empleo lo crea la inversión, es el capital y no la ley la que crea el empleo. Lo que no nos dicen y es lo que subyace, es que el empleo que se creará será precario, con bajos sueldos y malas condiciones. ¿Cómo se baja el salario? Es bien sencillo, quitando al trabajador la única arma que posee, la negociación colectiva. Hecho esto, los salarios se deflactarán un 30% en pocos años. Esto es una necesidad, no de la voracidad del capitalista, que también, sino del sistema mismo, que necesita aumentar la Tasa de ganancia y lo único que puede hacer es reducir la composición orgánica del capital vía reducción salarial. Esto es una ley inamovible del sistema capitalista y nada ni nadie lo podrá cambiar mientras el capitalismo sea el modelo imperante. Por eso, solo nos queda rezar para que acabe pronto.

¿Cuánto es suficiente para el paradigma capitalista? Todo es absolutamente insuficiente.

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